martes, 12 de marzo de 2013

Que diga menos y cumpla más

A él le empieza a gustar ella. Él comienza a mandarla algún mensaje. Ella se sorprende, se siente muy ilusionada al recibir aquellos mensajes, piensa que el chico vale la pena. Él la quiere ya, no quiere esperar. Más mensajes la manda, con unos buenos días y unas buenas noches. Él quería verla, quería darla un abrazo; Y ella se dejo llevar, le seguía el juego. Se dio cuenta por donde iba su mentira. Mientras que a ella la llamaba princesa, él tenia otras cien princesas a su disposición, y el muy inocente se creía que ella no lo sabía. Se equivoco. Jugo mal la partida. Él la seguía mandando mensajes. Ella no contestaba. Él notaba que poco a poco la perdía, pero de todas formas, él seguía enamorando a sus demás princesas. Ella se dio cuenta de su mentira, y en el fondo, no lo perdonó. Se rompió su rutina de mensajes diarios. La había dolido que la ilusionara con tantos te quiero falsos. Dejo de ser una de sus mil princesas. Pero no la importo, ya que entendió, que hoy en día, la gente se cree príncipe, sin llegar a ser un simple caballero.

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